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La Productividad No Lo Es Todo

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Todos los días, puedo lograr casi todo en mi lista de tareas pendientes. He creado sistemas, he contratado trabajo, y he dedicado tiempo a hacer mis días lo mas simples y fáciles posible. Pero este tipo de productividad no necesariamente hace a todos contentos, sólo significa que tenemos más cosas hechas y acabadas. Eso no es suficiente. Debemos tener una razón del por qué.

El “No Hacer Nada” Produce Ansiedad

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Se nos ha enseñado desde temprana edad que la productividad es la prioridad número uno. En todo sitio nos dicen que la clave de la felicidad es ser productivo. Cuanto más hagas, mejores serán las cosas que conseguirás, ¿no? No necesariamente. Si bien el cumplimiento de tareas siempre proporciona una sensación de calidez en el interior, tenemos que recordar que también es importante disfrutar de las cosas que hacemos.

Me esfuerzo por lograr lo máximo cada día porque estoy aterrorizado de que la gente vaya a mirar mi vida y decir que no estoy haciendo nada con ella. Me saturo a mí mismo con tantos proyectos de manera que cuando alguien me pregunta lo que estoy haciendo, yo con orgullo puedo dar la lista de varios proyectos. Cuando hablo con otras personas, asumo que me están juzgando con base en lo que he logrado, y no sobre la base de lo que estoy haciendo. Decirle a alguien que estoy escribiendo un libro no significa nada. Decirles que me he pasado el día limpiando la casa, gestionando seis diligencias, revisando 30 correos electrónicos, estudiando un idioma extranjero que nunca lo necesitaré, y reproduciendo música que me hace sonar interesante, importante, logrado y divertido. Es una obsesión lo que otros definen como productivo, no es lo que realmente quiero hacer con mi tiempo.

El mantra de “hecho es mejor que perfecto” se ha convertido en más que una frase linda a colgar por encima de nuestros escritorios, es una regla. Cuando no terminamos las cosas, nos sentimos culpables. La productividad es sinónimo de finalización. Para mí, me siento tan atrapado en conseguir acabar un trabajo que me olvido de disfrutar realmente el proceso de hacerlo.

Hacemos Todo en Nombre de la Productividad

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Nos dicen muchas veces que ciertos hábitos benefician la productividad. Oh, es genial para la productividad el aburrimiento? Mejor programar algo de tiempo para aburrirse. El ejercicio ayuda también? Lo agregaré en mi agenda para la mitad del día. ¿Qué pasa con el sueño? ¿Sí? Genial! entonces a levantarse temprano todos los días! ¡Muy bien! ¿Puedo leer más rápido? No? Yo lo haré de todos modos!

Para mí, el verdadero problema es la obsesión que viene de saber qué hacer. Me he pasado la noche sin dormir pensando en cómo una noche de insomnio afecta mi productividad. He estado estresado porque no había  suficiente ejercicio en mi semana. Supongo que no soy el único que esto le sucede. No fue hasta que dejé de cuidar tanto sobre los números y el efecto sobre la productividad que me sentí que era capaz de calmarme.

La investigación nos dice que debemos dormir, descansar, hacer ejercicio y comer sano porque eso nos hacen más productivos. Esta productividad continua es nuestro mundo ideal. Queremos dominar todas las cosas en el menor tiempo posible. Pero rara vez nos detenemos a pensar en el porque.

Pregúntate “¿Por qué?”

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Con el tiempo, he llegado a la conclusión de que tengo que dar marcha atrás a mi énfasis de hacer algunas cosas. Mis propósitos para completar las cosas lo más rápido posible no me ha hecho más feliz. Me ha hecho ansioso, estresado y me ha hecho sentir culpable por todo. No soy el único. La gente esta cansada la mayor parte del tiempo. Nos gusta la idea de estar ocupado porque nos suena que estamos haciendo algo importante, pero eso no nos lleva a algún lado realmente porque raramente nos detenemos a preguntarnos a donde nos esta llevando todo este trabajo que hemos iniciado.

Yo ya me he demostrado a mí mismo que puedo hacer todo tipo de cosas y ser productivo en un montón de maneras. Ahora es el momento de empezar a preguntarme “¿Por Que?” Normalmente no hay razón para obligarme a trabajar más rápidamente en algo que me gusta hacer y así poder hacer más cosas. Yo puedo ir mas lento y disfrutar de la tarea que estoy haciendo. Obviamente, hay un momento en que trabajamos tan rápido como sea posible para no perder nuestros empleos o viviendas, pero si no es importante, es probable que no necesita que se lo haga tan rápido.

Si aun no estas haciendo lo que tienes que hacer, tomate un tiempo para preguntarte el porque estas tratando de tener las cosas hechas, hacer un proceso más eficiente o aprender algo nuevo. Pregúntate: ¿Cual es el beneficio? ¿Que es lo que realmente gano?

Para muchos de nosotros, la razón debería ser de que mientras mas fácil sea el trabajo, mas tiempo de relax tendremos en nuestros hogares y así pasar mas tiempo con nuestra familia o tendremos más tiempo para disfrutar otras cosas. Muchos de nosotros hemos equiparado productividad con “hacer más”, pero no debe ser así. Debería ser sobre hacer la cantidad correcta de trabajo en menos tiempo, y así tendremos tiempo para todo el resto de cosas que queremos hacer. No conviertas ese “resto de cosas” en una oportunidad para ser productivo. Vuelve ese “resto de cosas” en una oportunidad para ser feliz.

La Productividad no tiene que ser todo en nuestra vida. No tenemos que definir la productividad como proyectos terminados. No tiene por qué ser una carrera para terminar nuestros planes, proyectos o tareas. Tenemos la oportunidad de decidir por qué lo estamos haciendo y por qué  estamos prestando atención a determinado asunto o situación. Suena a algo de sentido común, pero necesitamos recordar de que no siempre se trata acerca de cuantos agujeros puedo hacer en mi cinturón. Hay algo que sólo quieres acabar y eso está bien. Pero no merece la pena aplicar esa lógica a las cosas que mas disfrutamos. Simplemente disfrutemos el proceso. Sin pensar en que al acabar de hacer lo que estamos haciendo seremos mas productivos. Disfrutemos el camino!

vía LifeHacker